El caso
Uno de nuestros éxitos ha sido el de lograr una sentencia que reconoce la incapacidad permanente en grado de gran invalidez a un enfermo de sensibilidad química múltiple. Como recoge Legal Today, el fallo no solo otorgó la pensión de gran invalidez a mi cliente, sino también un complemento para pagar la asistencia que necesita para realizar algunas actividades de la vida diaria.
La historia
Hablamos de una sentencia por sensibilidad química múltiple. Mi cliente tenía 52 años y era ingeniero de profesión. En el año 2013 le fue diagnosticado un síndrome de fatiga crónica y fue declarado en situación de incapacidad permanente en grado total para la profesión habitual. La enfermedad se complicó con un cuadro clínico de fibromialgia, sensibilidad electromagnética y síndrome de sensibilidad química múltiple y, en julio del 2017, pidió una revisión del grado de incapacidad que le fue denegada.
Con mi asesoramiento, el afectado recurrió a la justicia, y un juzgado de lo Social de Valencia le dio la razón: le otorgó el grado de gran incapacidad, al considerar que las patologías que padece le obligan a vivir aislado, necesita ayuda para realizar tareas cotidianas como trámites administrativos o bancarios, y también la limpieza de la casa, de la ropa y de su propio aseo personal. La sentencia considera probado que «la situación del demandante se ha agravado y no está capacitado para realizar ninguna actividad laboral. La declaración de incapacidad permanente absoluta es, pues, inevitable». Además la «aparición de otras patologías han determinado que el solicitante precise la ayuda de terceras personas para prácticamente la totalidad de las actividades básicas de la vida diaria» haciéndolo, por tanto merecedor del Grado de Gran Invalidez.
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Conclusión
Soy especialista en este tipo de casos en los que se recurre decisiones de la Seguridad Social o bien otras entidades públicas sobre el grado de las enfermedades y las prestaciones a las que se tienen derecho. Pregúntame sin compromiso.